A Álvaro se le ha ocurrido un plan fabuloso para que Retoñito lo deje tranquilo y, de paso, le ayude a hacer un aburrido trabajo sobre el ayuntamiento: ¡convertirlo en detective! Pero, una vez que este comienza a llevar a cabo sus pesquisas, Álvaro tendrá todo menos esa tranquilidad que añora, porque el descarado monigote descubrirá un asunto muy turbio y le vendrá con múltiples exigencias.